Si echamos la vista
atrás, seguramente todos nosotros, recordaremos haber tenido algún juguete de
madera, bien sea un juego de bloques de construcción, un títere o una peonza.
Pensar en estos juguetes puede que nos genere cierta añoranza pero, si nos
fijamos bien, podemos encontrar que muchos de ellos aún siguen en el mercado.
Los juguetes de madera son atemporales y cuentan con una serie de beneficios
que los hacen cada día más atractivos a los ojos de los padres.
Es bien sabido que los
juguetes, y la interacción de los niños con estos, son un elemento clave a la
hora de estimular sus sentidos y desarrollar ciertas habilidades. En el caso de
los juguetes de madera, al tratarse de un producto natural, tanto su tacto, su
olor, como su calidez estimulan de forma natural los sentidos de los más
pequeños.
Juego de bloques. Foto de: educational toys for toodles |
Si a ello añadimos la
simplicidad de sus diseños, encontramos una herramienta ideal para el
desarrollo de su imaginación, lo que les otorga un valor educativo muy superior
a los juguetes de plástico o tecnológicos, que cuentan muchas veces, con
diseños más recargados y que suelen generar una dinámica de juego mucho más
mecánica.
Otra de sus mayores
ventajas es su durabilidad, y el hecho de que representan un menor peligro, ya
que son más resistentes a los golpes y no suelen contar con piezas pequeñas que
puedan suponer un peligro a los niños. Además de tratarse de un producto
natural y sostenible, que no cuenta con problemas de toxicidad en sus
componentes, y con una alta resistencia a las bacterias.
El mayor hándicap de estos juguetes suele ser el precio, ya que suelen ser más
caros que el resto de juguetes que podemos encontrar en el mercado, aunque se
ve altamente compensado por la durabilidad de los mismos. Si a su durabilidad
le añadimos el hecho de que se trata de juguetes con diseños atemporales y que
nunca pasan de moda, permiten con un mínimo mantenimiento el llegar a ser
usados por varias generaciones.
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