Troncos flotando. Foto de: bajoelagua |
“La madera flota”. Es una
afirmación con la que la gran mayoría de personas estaría de acuerdo, pero hay
factores que pueden contradecirla. Más allá de las características
físico-químicas del agua, existen maderas que por su densidad no siguen esta
norma.
Por ejemplo, si lanzásemos un tronco
de boj al río, este flotaría a duras penas, pero si lanzamos un tronco de ébano
este se iría directo al fondo. Este hecho se debe principalmente a la densidad
de la propia madera. Para que una madera flote su densidad debe ser inferior a
la del agua, sin embargo algunas maderas tropicales superan su
densidad.
Además del ébano, la madera de
los árboles palo de arco, palo santo, espina perilla, jatoba y quebracho son
también más densas que el agua. Aunque estas maderas por su densidad natural se
hunden si un tronco de una madera menos densa se satura de agua también termina
hundiéndose.
Árboles hundidos Foto de: |
Cuando la madera está seca, la
parte interior de sus células se encuentra vacía, pero si se mantiene en contacto
constante con el agua esta parte de las células comienzan a absorber agua y a expandirse. La madera se vuelve más y más
densa a medida que las células se expanden y se impregnan de agua, hasta que no puede
más. Es decir, cuando la madera está seca la densidad de ella es menor, pero a
medida que esta absorbe agua la densidad comienza a aumentar y con el tiempo
puede llegar a superar la densidad del agua, provocando que esta se hunda.
Así que, si nos preguntan, ¿la
madera flota? Nuestra respuesta
siempre será, depende.
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